martes, 7 de junio de 2016

Homilía en la misa de despedida - marzo 1998 (Padre Pascual A. Faraoni, sdb)

    Cita: UMBRALES:

    http://www.chasque.net/umbrales/rev85/85t.htmP.


     FLORENCIO MEZZACASA

    Un profeta de fuego


    Florencio Mezzacasa nació en La Valle Agordina (Belluno, Italia) el 8 de abril de 1928. Cuando tenía 7 años, su familia partió hacia la Argentina. El 7 de agosto de 1955, en Córdoba, fue ordenado sacerdote en la congregación de los Salesianos.



    El p. Florencio Mezzacasa falleció el sábado 21 de marzo de 1998. A los pies de su féretro se leía el lema: Cristo a la cabeza todo. Desde agosto del 55, año de su ordenación, entregado por más de 40 años a los estudios bíblicos, con inteligencia y lucidez, fue descubriendo al Jesús auténtico, al original, al Jesús del Evangelio... Descubrió al Jesús profeta, amigo de los pobres y marginados, flagelo de los poderosos y opresores. Y entonces se dio cuenta que no podía traicionar a su conciencia. Florencio era un hombre de fuego. Le cuadran las palabras de Jeremías: 'Pero había en mí corazón como un fuego abrasador encerrado en mis huesos: me esforzaba para contenerlo pero no podía...'A raíz de esa experiencia y enardecido por ese fuego interior, luchó para que la Iglesia que dice seguir a Jesús se hiciese creíble y saldara las materias pendientes para su tercer milenio. Florencio se imaginaba una Iglesia coherente con el Evangelio:
    - una Iglesia de servicio y no de poder, de sencillez y no de pompa.
    - una Iglesia libre y desvinculada del poder de turno.
    - una Iglesia comunidad fraternal y no una monarquía absoluta.
    - una Iglesia que piense siempre primero en la persona y después en la ley y la moral, según la actitud de Jesús ante la Ley, el templo y el culto...
    - una Iglesia que libere las conciencias en lugar de oprimirlas...
    - una Iglesia que sea Pueblo de Dios, donde los laicos sean la parte fundamental y la jerarquía se ponga a su servicio evitando mantenerlos en una minoría de edad.
    - una Iglesia que defienda los derechos humanos de los pueblos pero que respete también los derechos humanos de sus hijos...
    - una Iglesia que intente defender a las mujeres y que les dé el lugar que les corresponde a todo nivel.
    - una Iglesia... dócil al Espíritu Santo, que exprese el Evangelio según una comunicación adecuada a las mujeres y varones de hoy.
    - una Iglesia que dialogue con la ciencia y la cultura sin prejuicios y sobre todo que dialogue con las grandes religiones con humildad y deje de aparecer como quien tiene la verdad absoluta y no tiene nada que aprender. El Espíritu obra en todos las personas.
    - una Iglesia que anime a la creatividad y la pluralidad en todos los campos...
    Florencio fue un testimonio con la palabra y con los hechos: su preocupación por la lectura popular de la Biblia, su actuación con los humildes en el Barrio de Rafael Castillo; se nos caían las lágrimas al escuchar los testimonios de los que él formó. Cómo les enseñó a compartir la Palabra de Dios. Cómo les enseñó a suplir al sacerdote en su ausencia...
    Florencio fue criticado por posiciones juzgadas como poco equilibradas... pero no le pidamos al profeta que sea equilibrado... San Pablo no fue muy equilibrado que digamos...
    Florencio tenía muchos amigos del alma. Me considero entre ellos. Era mi hermano gemelo: nacimos en la Pascua del '28. En Italia a él le pusieron Florencio, por ser pascua florida. A mí, aquí, me pusieron Pascual. Pero fue en su último año de vida que nos unimos mucho más. A raíz de un grave problema de salud que tuvo dando clases en el Instituto ecuménico de las Hermanas de Sión, comenzó a visitarme una vez a la semana donde fuimos poniendo nuestra vida en común de una manera inusitadamente profunda. Puedo afirmar que se reconcilió consigo mismo, con su historia, con su cuerpo enfermo, con los que no lo comprendieron. Florencio fue perseguido y traicionado por muchos que se dicen cristianos. El resentimiento destruye a la persona que lo vive. La reconciliación transforma a la persona y al mundo. Su unión con Dios se fue purificando y simplificando cada vez más como pasa con los santos. Se redujo a lo esencial. Juntos hacíamos la oración de Jesús. Florencio siempre fue un niño.
    Que el testimonio de su vida nos de fuerzas para ser auténticos seguidores de Cristo, libre y liberador.
    p. Pascual A. Faraoni

1 comentario:

  1. Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo pudimos gozar de su sencilla y profunda humanidad. Conservo con mucho cariño el recuerdo de su presencia alegre y cercana, siempre generoso con su saber que, además de enriquecernos, nos invitaba a ser audaces y a no tener miedo de interrogar nuestra fe para poder dar razones de ella, y también nuestras obras para que estén animadas cada vez más por la utopía del Reino

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